jueves, 12 de octubre de 2017

COMENZANDO A MEDITAR
Meditación guiada de 6 minutos



Si estás siguiendo mis "desafíos" mindfulness, seguro que ya te has dado cuenta de una cuestión: lo difícil de mantener la atención aunque sea unos minutos, en una tarea (conducir, andar, tomar un té, ducharnos...). Nos lo proponemos seriamente, centramos nuestra atención en la tarea... y lo cuando nos damos cuenta, ya estamos pensando en otra cosa: planeando, planificando, recordando, imaginando... todo menos estar centrados en lo que queríamos. 

Y es que nuestra mente no está entrenada para estar centrada en el presente. Y no estamos costumbrados a estar en contacto con nosotros mismos, sin distracciones, sin más estímulos que estar en el presente, aquí y ahora. 

¿Cómo aprender a estar presentes en aquello que hacemos en cada momento? 

La respuesta es sencilla: practicando la meditación. Practicando la meditación cada día aprendemos a enfrentarnos a cada situación con mayor serenidad, espontaneidad, ser más conscientes de nuestras emociones, estar más relajados en nuestra vida diaria, más compasivos.... Los beneficios son innumerables, a nivel de salud física, emocional y relacional. 

La meditación aspira a calmar la mente, a regular las emociones, a aclarar el pensamiento y a vivir con plena conciencia de existir. 

¿Qué NO es meditar? 
- No es dejar la mente en blanco
- No es entrar en trance
- No es darle vueltas y más vueltas a una idea
- No es reflexionar sobre algo 
- No es una práctica religiosa 

¿Y qué es eso de meditar? 
Es un ejercicio de atención sostenida para observar y experimentar lo que acontece en nosotros, en el instante presente. Es aprender a estar aquí y ahora. 

La meditación consistiría en elegir un objeto de meditación (una vela, un dibujo, un sonido...), y volver a él cada vez que nuestra atención se va. 

El objeto de meditación más sencillo, más personal y que siempre está con nosotros es la respiración. Está siempre presente y siempre cambiante. Por eso es el objeto ideal de meditación. 

Meditar es sorprendentemente sencillo y a la vez, increíblemente difícil.  Lo que enseguida descubrimos cuando meditamos por primera vez es lo poco que aguantamos quietos sin hacer nada. 

Hay dos opciones: 

- La opción "dura": si te has inscrito en un curso de meditación mindfulness o si estás en un retiro, probablemente empieces meditando al menos 45 minutos desde el principio. Es dífícil, pero las meditaciones guiadas ayudan. Pero en nuestra vida cotidiana, no siempre nos "concedemos" a nosotros mismos tanto tiempo para estar con nosotros. 

- La opción progresiva: empezando poquito a poco. Empieza meditando 5 ó 6 minutos. Y ve alargando las sesiones a lo largo de los meses, sin prisa.  Según vayas viendo los cambios en tu vida, empezará a apetecerte hacer sesiones más largas. Ve aumentándolas poco a poco. Es más fácil que encontremos "hueco" para una meditación corta que a una larga, aunque poco a poco, nuestro cuerpo y nuestra mente nos irá pidiendo más tiempo. 


INSTRUCCIONES BÁSICAS: 

- Busca un lugar tranquilo y un momento donde no vayan a molestarte. No te lleves el teléfono o ponlo en "no molestar". 

- Siéntate erguida pero cómodamente, con la espalda recta. La postura es importante, debe ser una postura "digna" que nos permita estar alerta. Estar "derrengados" en el sillón no es lo ideal. 

  • En un silla: sin apoyarte en el respaldo, con los pies apoyados en el suelo, las manos en las piernas. 


  • En un cojín de meditación: (es un cojín bastante alto, de unos 15-18 centímetros), con las piernas en triángulo, y apoyándo las rodillas en una esterilla. Aquí hay una entrada sobre las posiciones, si te interesa el tema.   

- Si utilizas una meditación guiada: concédete el tiempo de escucharla. Al final te ofrezco una meditación cortita, para empezar a practicar.  

- Si vas a meditar "por tu cuenta", puedes ponerte una alarma con el tiempo que quieres meditar. Y mantente en ello, aunque de repente se te ocurran mil cosas que hacer en esos minutos.

- CÓMO HACERLO: 
   Observa tu respiración:
  • Observa dónde la sientes.
  • Intenta mantener la atención en tu respiración. 
  • Cuando te distraigas (¡que te distraeras, fijo!), y te des cuenta, vuelve a la respiración. Se amable contigo mismo. Y vuelve a hacerlo una y otra vez. No te enfades, sé amable. Observa la distracción y vuelve a la respiración. 
  • Vuelve a la respiración. Observa dónde la sientes. Observa cómo es. No la controles, no la cambies, sólo observa, y vuelve a ella cada vez que te distraigas. 

Sencillo, ¿no? Pues sí es sencillo, pero no es fácil. Pero compensa, merece la pena dedicar unos minutos al día a estar con nosotros mismos. Nos cambia la forma de ver la vida, de vernos, de ver a los demás. Si eres constante, empezarás pronto a ver beneficios, puesto que la meditación tiene muchísimos.

David Michie, autor del libro "Por qué el mindfulness es mejor que el chocolate" afirma que si los beneficios de la meditación estuvieran disponibles en cápsulas, serían el fármaco más vendido de los tiempos. Y es que los beneficios son tan amplios, que apenas hay área que no se vea modificada una vez empezamos a meditar. Su único inconveniente es que requiere disciplina, y tiempo. Pero si perseveras, te aseguro que te merece la pena: mejora la salud, reduce el estrés, estimula el sistema inmunitario, reduce la presión arterial, ralentiza el envejecimiento, mejora la concentración y muchos beneficios más.  Por ello, cada vez se utiliza en más ámbitos: escuelas, hospitales, empresas, atletas de élite...

Aquí te dejo una meditación guiada. Espero que te guste. Me encantará que me dejes tu comentario.