DESAFÍO Nº 6: CONDUCE ATENTAMENTE
El modo de nuestra mente
por “defecto” es el de soñar despiertos. Desde que nos levantamos
hasta que nos acostamos estamos “pensando” en otras cosas,
distintas a las que estamos haciendo, sin control alguno sobre adónde va nuestra mente.
Esto genera distracciones y olvidos que la mayoría de las veces no son muy importantes, como cuando se nos olvida a por qué nos hemos levantado, pero que en otras ocasiones estas distracciones están poniendo en riesgo nuestras vidas, como cuando conducimos con el "piloto automático" puesto.
Varias
investigaciones han comprobado que conducir pensando en otras cosas
puede aumentar el riesgo de accidente, porque se reduce el ángulo de
atención, aumenta el tiempo de respuesta a sucesos inesperados, se
conduce a más velocidad y se mantiene una distancia con el coche de
delante menor. (Yanko, 2014; He, 2011).
Los expertos consideran
que es difícil mantener la atención durante viajes largos,
monótonos o rutinarios. La conducción automática reduce el
cansancio que supondría la atención plena durante períodos largos.
Y es que nuestra mente no está entrenada para mantener la atención
durante períodos prolongados, especialmente si la tarea es monótona.
Pero lo cierto es que no hace falta que el viaje sea largo, ya que la
mayoría de las veces sintonizamos nuestra radio interior (además de
la exterior) en cuanto agarramos el volante.
Hace algunos años, la
empresa Audi puso en práctica un experimento para medir
la conducción automática o subconsciente, en contraste con la conducción con
atención plena. ¿Os ha ocurrido alguna vez que al llegar a vuestro destino os habéis preguntado: "¿Cómo he llegado hasta aquí?"...
Por todo esto, aunque sólo sea como entrenamiento para la mente, y de paso, aumentar nuestra seguridad, haz una práctica de conducción atenta siempre que puedas:
- Haz una o dos respiraciones antes de arrancar el coche. Esto te permite situarte en el presente y en el cambio de actividad.
- A lo largo del viaje, centra tu atención en las condiciones de la carretera, en el comportamiento de los otros coches, en las señales de tráfico, en ajustar la velocidad a las condiciones...
- Vuelve a redirigir tu atención cada vez que te “descubras” divagando con otros temas.
- Centra tu atención en la respiración cada vez que pares en un semáforo. Deja que tu mente se serene. Puedes hacer un “escáner” de tus sensaciones corporales: ¿sientes tensión en alguna parte de cuerpo, quizá el cuello, los hombros…? Ajusta tu postura y relaja, en la medida de lo posible, estos músculos. Si todavía tienes tiempo, observa a tu alrededor. Hacer esto puede convertir cada semáforo en una pequeña relajación.
- Vuelve a centrar tu atención en la respiración al llegar a tu destino. No necesitas más de 10 o 20 segundos, concédetelos. Hacer pequeñas paradas con dos o tres respiraciones al cambiar de actividad nos ayuda a estar más centrados, más atentos y más relajados.
Pruébalo y me cuentas...