Si hay algo en lo que todos nos parecemos: viejos, jóvenes, niños, altos, bajos, mujeres, hombres, es en una cosa: a todos nos encanta que nos escuchen. Cuando alguien nos dedica su plena atención, nos está regalando el don más precioso que tiene: su TIEMPO, y nos sentimos reconocidos en nuestra valía.
En este nuestro mundo caótico y estresado, el mejor regalo que podemos hacer a alguien es escucharle atentamente.
Sin embargo, cada vez es más difícil que nos escuchen y que escuchemos atentamente a alguien: oímos a nuestros seres queridos, a nuestros compañeros de trabajo, incluso a nuestros amigos, mientras hacemos otras cosas, mientras pensamos en otras cuestiones, mientras consultamos el móvil... Y eso tiene consecuencias negativas en nuestra relación con ellos.
Si quieres hacer este desafío, durante esta semana, elige cada día una ocasión para escuchar a alguien atentamente.
PRÁCTICA DE ESCUCHA ATENTA:
- Escucha con todos los sentidos, no sólo con las orejas. Si sólo "oyes", te perderás un montón de claves no verbales. Mira a la persona que te está hablando, su expresión, su tono de voz, sus gestos, siente las emociones que está transmitiendo.
- Dale tiempo para expresarse, no la interrumpas.
- Sé consciente de tus emociones mientras escuchas, si algo te enfada, te alegra, te divierte..-
- Sé consciente de tus emociones mientras escuchas, si algo te enfada, te alegra, te divierte..-
- Pregúntale para que profundice en lo que dice: detalles, lo que ha sentido, etc. y escucha de nuevo lo que te dice.
¿Ha sido diferente a otras "escuchas"?
¿Crees que la otra persona ha percibido alguna diferencia?
¿Cómo te has sentido de cómodo/a tú?
¿Has descubierto algo nuevo de ti o de la otra persona?
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Completamente de acuerdo, Beatriz. Escuchar es enriquecedor para uno mismo y generoso con aquel al que escuchas. Evidencia tu interés por su persona. Gracias
ResponderEliminarQue difícil resulta escuchar cuando tienes poco tiempo para todo. Cuando era adolescente me quejaba de que mi madre no me escuchaba y ahora mis hijos a veces me lo dicen: "no me escuchas mami". Se repite la historia. Una vez me pusiste un ejemplo muy claro: cuando dejas que el otro hable el otro siente la sensación de que se desinfla y se siente mejor. Gracias por hacer esta bonita reflexión Beatriz, esta semana voy a escuchar más a mis hijos.
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