DESAFÍO Nº 2: COME CONSCIENTEMENTE.
Meditación de la pasa
¿Cuántas veces comemos
apresuradamente? Zampamos lo que tenemos delante, sin ser conscientes
de la maravilla que supone poder alimentarnos, nutrirnos, del regalo
que supone tener comida en la mesa, sin hacernos consciente de las
delicias de los sabores y la texturas. Comemos mientras hacemos otras
cosas, vemos la tele, consultamos el móvil, nos preocupamos por mil
y una historias. Muchas veces comemos demasiado porque no somos
conscientes de lo que comemos mientras nos llenamos sin saber cuándo
parar.
Hay un ejercicio clásico
de meditación, que propone John Kabat Zinn, en el que una pequeña
pasa se convierte en nuestra maestra de meditación y de atención
plena. Con él se pueden descubrir aspectos importantes de la
relación que mantenemos con la comida.
INSTRUCCIONES:
- Elige un alimento que se pueda comer de un bocado: una pasa, un pequeño trozo de chocolate, un trozo de galleta. (En el ejercicio me referiré a una pasa)
- Siéntate delante del alimento. Sé consciente de tus sensaciones: ¿estás salivando? ¿tienes hambre? Se consciente de los pensamientos que van y vienen durante esta práctica… Déjalos ir con benevolencia y vuelve a centrarte en el presente.
- Observa ahora su color, su forma, su brillo, su tamaño.
- Extiende lentamente la mano para coger la pasa. Siente cómo se mueve tu brazo, tu mano, tus dedos ante tu orden mental. Coge la pasa, ponla en tu palma y siente su peso, explórala con tus dedos, gírala, aprétala para apreciar su firmeza. Imagina que acabas de llegar a este planeta y es la primera vez que experimentas con este alimento. Siente su temperatura, su rugosidad, su textura.
- Llévatela a la nariz y huélela.
- Acércala a tus oídos y aprétala, ráscala, escucha cómo suena.
- Ahora introdúcela muy lentamente en tu boca. No mastiques todavía. Muévela con tu lengua en la boca. ¿Cómo la sientes? Ahora muy despacio, muérdela. Con plena conciencia, mastícala y saboréala, resistiéndote al impulso de tragarla rápidamente. Cuando esté finamente masticada, trágala. ¿Sigues notando su dulzor en la boca? ¿Qué sientes?
- Por último, felicítate por haber sido capaz de concederte este tiempo para realizar este ejercicio de atención plena.
¿Cómo te has sentido?
¿Has descubierto algo de ti mismo/a?
¿Puedes extender algo de
esta experiencia a otros momentos en los que te alimentas? ¿Quizá
saborear el primer bocado de la tostada de la mañana o la primera
cucharada del guiso de la comida? ¿Podrías con la práctica alargar
la experiencia? ? ¿Comerte toda una manzana de forma consciente?
¿Ser consciente durante unos minutos mientras comes, centrarte en lo
que estás comiendo, saboreándolo, sintiéndolo,
sintiendo
agradecimiento por el mero hecho de poder comer?
PARA GENERALIZAR Y AMPLIAR ESTA EXPERIENCIA:
- Practica comer conscientemente siempre que puedas. Aprovecha para practicar momentos en los que estés solo/a.
- Evita las distracciones: TV, móvil, música, etc.
- Come lentamente. Mastica y saborea cada bocado. Sé consciente de las texturas, de los olores, de los matices de los sabores.
- Vuelve al presente cada vez que tus pensamientos se disparen. Se benévola/o, y con una sonrisa, concéntrate de nuevo en la comida.
- Déjate sentir el agradecimiento por la comida y por tu cuerpo que puede alimentarse.
En
terapia psicológica, la práctica del mindfulness se está utilizando con éxito
(junto con otras técnicas) para problemas de alimentación. En muchos
casos de obesidad, la comida se ha convertido en un calmante, en un
antidepresivo, en un distractor que se engulle sin apreciarlo. Al hacernos conscientes
del acto de comer, se eliminan los automatismos, y nos alimentamos sólo hasta el punto en que nuestro cuerpo lo necesita.
Me encantará que me cuentes tu experiencia con este ejercicio.
La investigaciones recientes en Psicología confirman la importancia de la atención/distracción y sus efectos sobre la ingesta. Eric Robinson ha realizado un meta-análisis de estos efectos, revisando 24 investigaciones que analizan este tema. Si te interesa el tema, lo puedes leer en inglés en:
Este desafío me resulta un poco más difícil porque a veces uno come tan deprisa que no saborea la comida y lo que es peor come compulsivamente. Voy a intentar aplicar en mis comidas lo mismo que hago cuando desayuno un sábado por la mañana sin prisa. El que más saboreo es el de Chillarón en nuestro aniversario
ResponderEliminarRocío, intenta en cada comida al menos saborear al menos un bocado. Centrando toda tu atención en el color, la textura, la temperatura, el sabor, el sonido que hace al morder... Alárgalo todo lo que puedas. Mastica lentamente. ¿Verdad que resulta distinto comer así? Ya me contarás. Y siempre que puedas, haz lo que dices: dedicarle más tiempo y atención. Probablemente descubrirás que disfrutas más con menos cantidad, que te sientes más satisfecha. Ya me contarás.
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EliminarEl desafío número 2 lo he probado esta mañana con un trocito de chocolate y por la tarde con una pasa. Parecen más intensos los sabores!!. Han sido unos minutos de relajación muy agradables. Tengo un problema con el tema '' comida''.Muchas veces no como , trago como un pavo. Al medio día empleo diez minutos para comer. Gracias a tí, Beatriz ,voy a cambiar (ya mismo) este hábito.
ResponderEliminarMe alegro mucho que lo hayas experimentado, Victoria. Es curioso como todo es más intenso cuando le prestamos atención. Si te apetece, prueba a estar atenta al primer bocado que comas de cada comida, saboreándolo, sintiéndolo con todos los sentidos. Y después de ese bocado, respira una o dos veces. Después sigue comiendo todo lo atenta que puedas, sin hacer otra cosa. Ya me dirás si eso marca una diferencia...
EliminarDe momento no lo estoy consiguiendo. Funciona con los primeros bocados. Y a continuación,sobre todo si estoy hambrienta, empiezo a comer con ansiedad.
ResponderEliminarPoco a poco... si consigues estar atenta y consciente de los primeros bocados, ¡ ya es un gran logro!. Sé amable contigo misma y reconócete tus logros. Un abrazo
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