sábado, 27 de agosto de 2016

DESAFÍO Nº 4: DUCHA CONSCIENTE.






   Nos levantamos corriendo, nos lavamos a toda prisa, nos vestimos, desayunamos rápidamente, salimos o no de casa, comenzamos nuestras tareas laborales y domésticas… Mientras tanto, siempre con la cabeza en otra cosa, pensando en lo que ocurrió ayer, o lo que tenemos pendiente por hacer a lo largo del día.    ¿Te suena? 

    ¿Qué te parece si en toda esta vorágine introduces unos minutos de conciencia plena mientras te duchas? De esa forma, no sólo limpiarás tu cuerpo, sino que concederás a tu mente unos preciosos minutos de serenidad. Es una práctica ideal para practicar estar en el momento presente y así convertir una “tarea” rutinaria en una pequeña meditación-relax.

¿CÓMO HACERLO?:
  • Desnúdate y acepta tu cuerpo tal y como es. Sé amable contigo mismo/a.
  • Abre el grifo y observa cómo el agua fluye. Hazte consciente del regalo precioso que es tener agua limpia al alcance de la mano, con sólo un giro de muñeca. Siente la temperatura, métete en la ducha y nota cómo el agua limpia baja por tu cuerpo. Cierra los ojos para concentrarte mejor. Cuando pongas el jabón en la esponja, observa su color, su textura, huele su aroma. Enjabona tu cuerpo centrándote en las sensaciones en tu piel, en tus músculos. Hazlo todo lo lentamente que puedas y hazte consciente de tus movimientos. Deja después que el agua aclare el jabón y fluya por tu cuerpo. Deja que las tensiones resbalen, que se disuelvan con el agua. Permite que esta sensación de limpieza llegue a tu mente, a tu espíritu. 
  • Vuelve al presente cuando te des cuenta que tu mente está en otro sitio (divagando, preocupándote, recordando, planificando...).  No metas los problemas en la ducha. No es ahora el momento de pensar en ellos. 
  • Sécate con mimo. Céntrate en el tacto  de la toalla en tu piel, en tu cuerpo. Deja que las sensaciones de paz se prolonguen. 

   ¿Ha sido diferente a tu ducha habitual en modo “automático”? ¿La has disfrutado más? ¿Has podido dejar que se fueran los pensamientos cuando llegaban? 

    Aunque parezca fácil concentrarse durante unos minutos, no lo es. Lo más probable es que tu mente haya estado dando "saltos" y hayas pensado cuarenta mil cosas en vez de estar presente en ese momento. Puede ser frustrante no conseguir concentrarnos, pero al darnos cuenta de ello, y percatarnos de cómo divagamos, ya estamos introduciendo más atención en nuestra vida. Persevera, sé amable contigo mismo/a e introduce estos minutos de conciencia, que no hace falta que sean perfectos. Sólo que sean y que te permitas estar plenamente presente, aunque sean unos instantes.

   Cada vez que te duchas tienes una oportunidad de practicar el estar plenamente presente, y así introducir unos minutos de serenidad en tu vida.  Es una forma muy agradable de practicar la conciencia plena.  

¿Te animas a probarlo?


jueves, 11 de agosto de 2016

DESAFÍO Nº 3. MEDITA CAMINANDO


    Constantemente vamos de un lado para otro, andamos, nos sentamos, nos levantamos, corremos, giramos… y la mayoría del tiempo no somos conscientes de cómo hemos llegado a donde estamos. En la vida siempre queremos llegar a otro sitio, mirando al futuro, pensando que la felicidad está más adelante, cuando por fin consigamos tal o cual meta. Los lunes queremos que sean viernes, al llegar al trabajo deseamos que acabe la jornada laboral, anhelamos llegar a la siguiente etapa (terminar el curso, encontrar trabajo, casarnos, las vacaciones, la jubilación) sin darnos cuenta de que todo lo que tenemos está en el ahora. Nos olvidamos que la vida no está al final del camino, LA VIDA ES EL CAMINO y EL CAMINO ES LA VIDA. Lo importante no es adonde llegamos, sino cómo llegamos.  

Un aprendizaje para hacernos conscientes de esta realidad es meditar caminando, o caminar conscientemente. Una forma de caminar en la que lo importante no es lo lejos que llegas, sino los pasos que das. Una metáfora para la vida. Ya lo dijo Antonio Machado:


“Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

caminante, no hay camino,

se hace camino al andar”






     Una de las posibilidades de meditación más hermosas y sencillas es meditar mientras caminamos. Al centrarnos en los pasos, en vez de en el destino, estamos viviendo el presente, en vez de un incierto y futuro destino. La meditación andando es una práctica que nos ayuda a estar presentes en cada instante. Cada paso que damos conscientemente nos ayuda a ponernos en contacto con las maravillas de la vida que están aquí y ahora, disponibles en este preciso momento. Podemos coordinar nuestros pasos con nuestra respiración mientras caminamos con normalidad por el pasillo, por la acera, por la orilla de un río, no importa dónde estemos, sino cómo lo hagamos.

Caminar en meditación puede ser muy agradable. Paseemos a pasos lentos, solos o con amigos, y si es posible en un bello entorno. La meditación nos permite apreciar realmente el caminar: no caminamos para llegar a algún lugar, sino por el mero hecho de caminar. El objetivo es permanecer en el instante presente, conscientes de nuestra respiración y del hecho de caminar, para poder saborear cada uno de nuestros pasos. Debemos dejar pasar nuestros problemas y angustias, no pensar en la meta y simplemente saborear el instante presente. Podemos practicar dando pasos lentos, tranquilos, con una media sonrisa en los labios y la paz en el corazón. Camina despacio, tranquilamente, como si fueras la persona más despreocupada y desocupada del mundo.

¿CÓMO HACERLO?
  • Si puedes elige un bello entorno al aire libre, pero si no es posible, puedes hacerlo en cualquier lugar, en tu ciudad, en tu casa… 
  • Practica en soledad, o acompañado en silencio.



  • Puedes optar por las opciones siguientes, o practicar una después de otra: 


1.- CÉNTRATE EN TU RESPIRACIÓN:


La respiración es el medio por el que más fácilmente nos centramos en nuestro presente, por ello vamos a hacernos conscientes a la vez de la respiración y nuestros pasos. ¿Cómo?
  • Comienza a andar lentamente. Observa tu respiración mientras caminas: ¿cuántos pasos das en la inspiración? ¿Cuántos en la expiración? Quizá son 2-2, o 2-3, o 3-3… No fuerces la respiración, simplemente cuenta. Si el resultado no son números enteros, por ejemplo, dos pasos y medio en la inspiración, camina un poco más rápido para que pasen a ser tres o más lento para que descienda a dos.
  • Continúa dando paso tras paso. Siendo consciente de los pasos y de la respiración.
  • Practica siempre que puedas, aunque sean pocos pasos. Son momentos en los que tomas conciencia de tu presente.
  • Tras unos días de práctica, prueba a añadir un paso durante algunas expiraciones. Por ejemplo, si tu ritmo es 2-2, prueba a hacerlo 2-3 durante 4 o 5 ciclos seguidos, y luego vuelve a tu ritmo 2-2. Repítelo unas cuantas veces. Te dará sensación de bienestar, y con el tiempo, puede que tu ritmo pase a ser 2-3.

Thich Nhat Hanh (monje budista vietnamita nominado para el Premio Nobel de la Paz) recomienda pensar durante la inspiración “He llegado”, que significa que ya estoy donde quiero estar (en mi vida) y no tengo que darme prisa en llegar a otro sitio. Al expirar, podrás dar tres pasos y pensar “Estoy en casa”, que significa “he regresado a mi verdadero hogar, que es la vida, aquí, en el instante presente”. Solo el instante presente es real, el pasado y el futuro solo son fantasmas. Puedes repetirlo una y otra vez. O bien puedes añadir otras frases como “en el aquí” (inspirando)- “en el ahora” “soy firme” (inspirando)- “soy libre” (expirando).

Al inspirar das dos o tres pasos y en cada paso, o sólo una vez, dices "He llegado" 
Al espirar das dos o tres pasos y en cada paso, o sólo una vez, dices "Estoy en casa" 
Al inspirar das dos o tres pasos y en cada paso, o sólo una vez, dices "Aquí" 
Al expirar das dos o tres pasos y en cada paso, o sólo una vez, dices "Ahora".
Al inspirar das dos o tres pasos y en cada paso, o sólo una vez, dices "Soy firme"
Al espirar das dos o tres pasos y en cada paso, o sólo una vez, dices "Soy libre"


2.- CÉNTRATE EN TUS PASOS, EN TUS PIES, EN EL MOVIMIENTO:
  • Da cada paso de forma consciente y muy lentamente. Observa cómo se mueven las piernas, cómo se apoyan los pies. Da pasos lentos, serenos, firmes. Encuentra la paz en cada paso. Camina de una forma que te resulte cómoda.


Thich Nhat Hanh recomienda mantener mientras caminamos meditando una media sonrisa en los labios, ya que nos ayudará a dar pasos más ligeros y tranquilos, en plena conciencia y con más alegría. Concéntrate en cada uno de tus pasos y mantén esa media sonrisa, fuente de maravillas; toma asimismo conciencia de tu respiración. Es otra herramienta milagrosa para mantener la alegría interior.


3.- CÉNTRATE EN TUS SENSACIONES:
  • Mientras caminas céntrate en lo que entra por tus sentidos de uno en uno: observa el cielo, los árboles, los edificios... Escucha los ruidos de alrededor. Nota a qué huele. Siente la brisa, el frío o calor, las sensaciones en la piel, en tus manos, en la cara... Observa tus sensaciones internas, las tensiones o dolores, tus músculos moviéndose. Vive intensamente el presente. 


Tómate tu tiempo y vive la experiencia. No hay tiempo mínimo ni máximo. Después de realizarlo, reflexiona sobre lo que has vivido. Así puedas dar un cierre a tu caminata, y saborear lo aprendido. 



Por desgracia, puede ocurrir que no encuentres el momento para este paseo en soledad, que no logres pasear lento, que te dé vergüenza ir por la calle caminando despacito y con una sonrisa en la cara… 





Prueba entonces a estar presente en tus paseos habituales y con tu ritmo de caminar habitual: al salir a la calle a comprar, yendo o volviendo del trabajo, o según te mueves por la casa… cuenta los pasos concentrándote en tu inspiración y expiración. Quizá entonces el ritmo sea 4-4, o incluso 5-5. Céntrate en el movimiento. Observa a tu alrededor. Quizá sólo te permitas unos instantes de concentración. Es un comienzo. Pronto buscarás y encontrarás unos minutos para un verdadero y lento paseo, que puedas disfrutar plenamente.

¿Qué te parece? ¿Damos un paseo? 










lunes, 1 de agosto de 2016

DESAFÍO Nº 2: COME CONSCIENTEMENTE. Meditación de la pasa



¿Cuántas veces comemos apresuradamente? Zampamos lo que tenemos delante, sin ser conscientes de la maravilla que supone poder alimentarnos, nutrirnos, del regalo que supone tener comida en la mesa, sin hacernos consciente de las delicias de los sabores y la texturas. Comemos mientras hacemos otras cosas, vemos la tele, consultamos el móvil, nos preocupamos por mil y una historias. Muchas veces comemos demasiado porque no somos conscientes de lo que comemos mientras nos llenamos sin saber cuándo parar.

Hay un ejercicio clásico de meditación, que propone John Kabat Zinn, en el que una pequeña pasa se convierte en nuestra maestra de meditación y de atención plena. Con él se pueden descubrir aspectos importantes de la relación que mantenemos con la comida.






INSTRUCCIONES:
  • Elige un alimento que se pueda comer de un bocado: una pasa, un pequeño trozo de chocolate, un trozo de galleta. (En el ejercicio me referiré a una pasa)
  • Siéntate delante del alimento. Sé consciente de tus sensaciones: ¿estás salivando? ¿tienes hambre? Se consciente de los pensamientos que van y vienen durante esta práctica… Déjalos ir con benevolencia y vuelve a centrarte en el presente.
  • Observa ahora su color, su forma, su brillo, su tamaño.
  • Extiende lentamente la mano para coger la pasa. Siente cómo se mueve tu brazo, tu mano, tus dedos ante tu orden mental. Coge la pasa, ponla en tu palma y siente su peso, explórala con tus dedos, gírala, aprétala para apreciar su firmeza. Imagina que acabas de llegar a este planeta y es la primera vez que experimentas con este alimento. Siente su temperatura, su rugosidad, su textura.
  • Llévatela a la nariz y huélela.
  • Acércala a tus oídos y aprétala, ráscala, escucha cómo suena.
  • Ahora introdúcela muy lentamente en tu boca. No mastiques todavía. Muévela con tu lengua en la boca. ¿Cómo la sientes? Ahora muy despacio, muérdela. Con plena conciencia, mastícala y saboréala, resistiéndote al impulso de tragarla rápidamente. Cuando esté finamente masticada, trágala. ¿Sigues notando su dulzor en la boca? ¿Qué sientes?
  • Por último, felicítate por haber sido capaz de concederte este tiempo para realizar este ejercicio de atención plena.

¿Cómo te has sentido? ¿Has descubierto algo de ti mismo/a?
¿Puedes extender algo de esta experiencia a otros momentos en los que te alimentas? ¿Quizá saborear el primer bocado de la tostada de la mañana o la primera cucharada del guiso de la comida? ¿Podrías con la práctica alargar la experiencia? ? ¿Comerte toda una manzana de forma consciente? ¿Ser consciente durante unos minutos mientras comes, centrarte en lo que estás comiendo, saboreándolo, sintiéndolo, 
sintiendo agradecimiento por el mero hecho de poder comer?

PARA GENERALIZAR Y AMPLIAR ESTA EXPERIENCIA: 
  • Practica comer conscientemente siempre que puedas. Aprovecha para practicar momentos en los que estés solo/a.
  • Evita las distracciones: TV, móvil, música, etc.
  • Come lentamente. Mastica y saborea cada bocado. Sé consciente de las texturas, de los olores, de los matices de los sabores.
  • Vuelve al presente cada vez que tus pensamientos se disparen. Se benévola/o, y con una sonrisa, concéntrate de nuevo en la comida.
  • Déjate sentir el agradecimiento por la comida y por tu cuerpo que puede alimentarse.
En terapia psicológica, la práctica del mindfulness se está utilizando con éxito (junto con otras técnicas) para problemas de alimentación. En muchos casos de obesidad, la comida se ha convertido en un calmante, en un antidepresivo, en un distractor que se engulle sin apreciarlo. Al hacernos conscientes del acto de comer, se eliminan los automatismos, y nos alimentamos sólo hasta el punto en que nuestro cuerpo lo necesita. 

Me encantará que me cuentes tu experiencia con este ejercicio.  

La investigaciones recientes en Psicología confirman la importancia de la atención/distracción y sus efectos sobre la ingesta. Eric Robinson ha realizado un meta-análisis de estos efectos, revisando 24 investigaciones que analizan este tema. Si te interesa el tema, lo puedes leer en inglés en: